EL
SEDENTARISMO, CAUSA DEL FRACASO ESCOLAR
La condición física de los adolescentes está directamente
relacionada con su capacidad cognitiva. Cuanto mayores sean sus facultades
anaeróbicas, más veloces serán sus conexiones neuronales o sinapsis, lo que se
refleja en una mejora
de las habilidades lingüísticas y del pensamiento lógico, según
han demostrado los resultados de esta
investigación publicada en el último número de la revista Brain and Cognition.
El equipo de investigadores de la
Universidad de Illinois que llevó a cabo el estudio midió la actividad neuronal
de menores con perfiles físicos diversos a través de electroencefalografías,
concluyendo que la elevada capacidad aeróbica influye positivamente en la
función cerebral. De este modo, los niños que estaban en una buena forma física
obtuvieron también mejores resultados en las pruebas de compresión lectora que
aquellos que eran más sedentarios. Asimismo, eran más rápidos y resolutivos a la
hora de leer textos con oraciones que contenían errores gramaticales o sintácticos.
Para ello, el estudio se centró en explorar las respuestas
cerebrales (a través de la actividad eléctrica) del denominado componente N400,
relacionado con las tareas de compresión lectora. Estos estudios, llamados de
ERPs, por sus siglas en inglés de Event-Related Potentials, también
indagan en otra onda cerebral, llamada P600, que se asocia con la verificación
de las reglas gramaticales de una oración. El alcance y velocidad de estas determina en gran parte la
capacidad cognitiva de cada individuo. Cuanto más cortas y
robustas, mejor.
Impacto cognitivo
Las diferencias en la actividad
eléctrica del cerebro de los jóvenes quedaron más que patentes en función de su
estado físico, si bien los investigadores no lograron descubrir los mecanismos que
influyen en este proceso.
Estos resultados se suman a los de
otros estudios similares, que también han encontrado una relación entre la
condición física y la capacidad cognitiva, aunque sin llegar a identificar los
mecanismos cerebrales que intervienen en ello. Entre estas investigaciones,
destaca la llevada a cabo por investigadores de la Universidad Autónoma de
Madrid y publicada
en el Journal of Pediatrics.
Tras analizar a más de 2.000
estudiantes con edades comprendidas entre los 6 y
los 18 años, los autores demostraron que la actividad física mejora el
rendimiento académico.
Reducir el riesgo al fracaso escolar
Los investigadores se enfocaron en
los efectos más notables y en la forma en que podían influir en el cerebro.
Así, se analizó la capacidad
cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y la habilidad motora. “Cuando
se hace ejercicio, estos tres componentes están muy asociados; por eso era
importante diferenciarlos y compararlos para ver qué influye en el desarrollo
académico. Así sabremos de dónde vienen los beneficios”, según precisó en un
comunicado la coordinadora de la investigación, Irene Esteban-Cornejo.
Según el estudio, una mejor
respiración alienta la comunicación entre las células, mientras que la
habilidad motora favorece la concentración. “Tener una buena salud
cardiorrespiratoria y coordinación motora pueden, hasta cierto punto, reducir
el riesgo del fracaso escolar”, apuntó Esteban-Cornejo. “Deben hacerse
esfuerzos para que las escuelas tengan programas que incluyan el ejercicio
físico todas las semanas”, agregó.
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) recomienda que las personas de 5 a 17 años realicen al menos 60 minutos semanales
de ejercicio, con una intensidad de moderada a vigorosa. La
actividad debe ser, sobre todo, aeróbica. No obstante, después de los 12 años,
pueden hacer ejercicios específicos para músculos tres veces por semana.